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Los malos jefes versus buenos líderes, ¿cuál es la diferencia?

22 Noviembre 2022

Los trabajadores dejan a los jefes, no a los trabajos. Seguramente has escuchado esta frase anteriormente. Y en esta hay mucho de verdad. Hay un tipo de jefe que puede hacer que un buen trabajo se convierta en un lugar miserable.

Pero más allá del impacto negativo en los colaboradores afectados, los tipos de líderes negativos también pueden costarles a las empresas pérdidas de talentos, de bienestar, de dinero y finalmente de productividad. 

Según el Dr. Alan M. Patterson, consultor de desarrollo organizacional, el futuro del trabajo podría ser aquel donde las personas se centren menos en sus propios logros y más en construir una amplia red de relaciones y crear las condiciones para que otros tengan éxito. Y eso es clave en el desarrollo de un buen líder.

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Pero ¿cómo se define un mal jefe o cuál es el impacto en la seguridad psicológica de los trabajadores? 

Seguridad psicológica en el trabajo

La seguridad psicológica va mucho más allá de crear ambientes agradables en el trabajo. Tiene relación con incluir ciertas prácticas e interacciones positivas que permitan que los equipos se empoderen de sus proyectos, compartan ideas sin miedos, y se ejerzan liderazgos sanos. 

El rol que cumplen las jefaturas, y también las áreas de recursos humanos, es fundamental para ofrecer seguridad psicológica en el trabajo. Sin embargo, hay muchos jefes que creen ser buenos líderes, pero en la realidad, están más concentrados en sus logros personales, que en hacer crecer a sus equipos. 

Aquí te dejamos 5 señales o rasgos de personalidad de malos jefes y que pueden ser una luz roja para la empresa. 

 

1.    Falta de empatía  

Si el equipo siente que el líder los escucha y comprende, entenderán que tienen su apoyo y que dirige la empresa en consecuencia. Por ejemplo, si un colaborador comete un error y el jefe se dedica a señalar culpables, humillar, dar feedback negativo en público, no está dando un buen ejemplo. 

Es necesario tomarse el tiempo para comprender por qué salieron mal las cosas y cómo se puede llegar a una solución. Un buen líder muestra empatía, de lo contrario lo más probable es que la compañía tenga una alta rotación de colaboradores y una baja productividad.

2.    La micro gestión

La micro gestión es una forma de liderazgo en la cual el jefe supervisa de cerca a los colaboradores y todo lo que hacen. A veces es efectiva, pero puede terminar agobiando a un colaborador.

Los trabajadores debiesen tener la libertad de planificar y ejecutar por su cuenta, en función de los objetivos establecidos por sus jefes. La micro gestión no solo limita la capacidad de un colaborador para lograr el éxito, sino que también hace que el jefe se esfuerce demasiado y no dirija bien la empresa.

La micro gestión genera desconfianza y solo sirve para ralentizar un negocio a largo plazo, por lo que es mejor evitarla. Mientras que un buen líder permite que sus colaboradores tomen decisiones por sí solos, pero están atentos por si las cosas no funcionan.

 

3.    Se lleva todo el crédito 

Un rasgo común de los malos jefes es que se quieren llevar todo el crédito como beneficio personal para facilitar su propio avance, convirtiéndose en personas egocéntricas. Solo elogia situaciones que lo hagan quedar bien y se pone a él mismo como centro de atención. 

La calidad del trabajo y la moral del equipo son en gran medida irrelevantes para él. En cambio, un buen líder o un líder carismático, hace todo lo posible para que los miembros de su equipo se luzcan. 

Entiende que lo importante es el reconocimiento y los desafíos para los colaboradores. Éste es el modelo a seguir, porque otorga estabilidad emocional al clima laboral. 

 

 4.     Un enfoque de gestión único 

El trabajo de un jefe o gerente es asegurarse de que el equipo esté alineado con su misión y tenga el apoyo y los recursos que necesita para lograrla. Pero cada colaborador es un individuo, por lo que el jefe necesita adaptar su gestión y comunicación a cada persona. 

Los malos líderes se cierran dentro de un estilo y no se abren hacia la diferencia y características propias de cada trabajador. Se impacientan cuando alguien no capta su mensaje y no invierten tiempo en aprender la forma correcta de comunicarse con cada individuo. 

Mientras que un buen líder entiende que hay distintos tipos de personas, conoce a sus colaboradores, acepta sus diferencias y reconoce sus atributos.

5.     No predica con el ejemplo 

Un mal jefe es de un tipo de personalidad, que cree que es demasiado bueno para “ensuciarse las manos” y no sabe cómo ejecutar el servicio de la empresa, o no entiende o no usan los productos que vende la empresa. 

 Un verdadero líder predica con el ejemplo, ayuda a su equipo y logra comprender las responsabilidades de cada uno. Esta es una excelente manera de identificar necesidades, ineficiencias y fortalezas. Es este tipo de jefe el que se gana la confianza y respeto de sus trabajadores.

Y a ti, ¿qué te parecen estos ejemplos? ¿has tenido alguna o has sido un mal jefe? 

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